jueves, 21 de julio de 2011
¿Con quién se queda mi hija? - Parte I
La pregunta acerca de con quién dejar a los chicos si una quiere y/o tiene que salir a trabajar (o hacerlo desde su casa) es sumamente personal. Depende de la familia, de las posibilidades de acomodar los horarios, de las posibilidades económicas, de la cantidad de niños de la que estemos hablando, y de lo que pensemos que sea lo mejor para nuestros pequeños y para nosotras.
Muchas veces tomamos decisiones y luego nos damos cuenta de que hay que cambiarlas porque no nos sirven, porque nos dejamos llevar por sugerencias de amigas, porque nos salió un trabajo nuevo o perdimos alguno de los que teníamos. Entonces hay que cambiar la manera de “arreglarnos”.
De lo que estoy segura es que, desde que una tiene un hijo, el tema de con quién dejarlo para a ser “un viaje de ida” que nos acompañará para siempre. Por eso y porque, sobre todo desde que soy madre, creo cada día más en que está bueno estar acompañada y sentirse acompañada, es que aquí van algunos consejos que les pasé hace poco a algunas amigas, a la hora de contratar una persona para que cuide al bebé.
¿Por dónde empezar?
Si hay un marido o conviven con el padre de la criatura, sugiero ponerse de acuerdo con cuáles son las cosas esenciales que quieren que la persona haga. Si son sólo las relacionadas con el bebé o si también quieren que haga las cosas de la casa. En cualquier caso, recuerden que son ustedes los que deben definir si quieren que los llamen si pasa algo, que lo solucione, que vaya al supermercado sola, o que defina qué hacer de cenar para la noche.
¿Cuándo la dejo sola con el bebé?
Supongo que es una mezcla de la piel que te genera, la necesidad de irte que tengas y, sobre todo, cómo vas viendo que establece el vínculo con el bebé. Si se puede, me parece que está muy bueno pasar bastante tiempo antes de irse para que la persona que se quedará vea cómo es el vínculo con ustedes, qué cosas hacen, qué cosas le gusta al bebé, de qué manera ustedes actúan ante determinadas situaciones, etc.
Es muy importante explicitar algunas cosas y no darlas por sobreentendidas. “No nos gusta hablarle con disminutivos, vió? A la caca le decimos caca, y a la mamadera, mamadera”.
Después de los primeros días en los que la persona los ve a ustedes actuar y ustedes le dicen “a la ropa de la nena nos gusta lavarla con jabón blanco”, “el esterilizador se usa de esta manera”, etc. Está bueno que ustedes puedan estar en otro cuarto y atentos a cómo se relacionan bebé y cuidador/a. Si es necesario, intervenir. Sino, dejar fluir a ver qué onda.
Es la forma que yo encontré, no es una receta! Pero sí me parece que está bueno explicitar algunas cosas que uno hace a propósito, como para que las vayas copiando (obvio q también las irán "adaptando" a sus maneras), pero q las tengan en cuenta. Y lo mismo con las que no nos gustan. Muchas no las sabés hasta que las hacen!!!
¡Paciencia!
Recomiendo tenerla, pero en dosis tolerables. No aguanten cosas de mas por la desesperación que genera toda la situación. En esos casos, cuanto antes se hace el cambio, mejor para todos :)
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